Sacrificados

Francisco Camps se ha sacrificado por Valencia. Eso ha dicho. Me parece genial. Siempre hay algunas personas sacrificadas que sirven de ejemplo a la chusma acomodaticia, el resto de los mortales perezosos como yo: El Tempranillo, El Solitario, Rupert Murdoch... Y para que no se me enfade la caverna: Luis Roldán, Tedy Bautista, Juan Guerra... El sacrificio de Don Roldán llegó a tal extremo que se resignó a vivir fuera de su amada patria: en Laos nada menos.
La gente sacrificada lucha contra las adversidades (mayormente jueces y policias malvados) pero siempre es premiada con el cariño y el aplauso de sus incondicionales votantes y admiradores. Ortega Cano fue aplaudido a rabiar a su salida del hospital. Me congratulo de ello. Cuando uno se duerme al volante y atropella y mata a una persona, se merece un aplauso muy fuerte. Y si no hay nadie para aplaudir, se busca a una docena de esos aplaudidores que acuden gratis a los programas de televisión a aplaudir a todo cristo. Regidor: "Aplausos para Ortega Cano!"; "Plas!, plas!, plas!...!"; "Muy bien!"
El Molto Honorable Francisco Camps, flanqueado por Doña Rita y Don Trillo - dos sacrificados de primera categoría, sobre todo Don Trillo - se mereció la gran ovación que le dedicó el respetable, y los besos, y los parabienes, y los trajes, y los regalitos de pasarse veinte pueblos... Inocente!, inocente!, inocente!... Pues claro que sí. Continuará.

(El próximo día hablaré de las maldades de Rubalcaba)