Apocalipsis

Exposición

El trabajo dignifica. Ellas así lo entendían y trabajaban maquinalmente, sin tregua. Tal laboriosidad estaba escrita en sus genes, no podían hacer otra cosa, no servían para tumbarse a la bartola esperando a que cayese el maná del cielo.

Su estación preferida era el verano porque los caminos se iluminaban de sol y podían transitar por ellos sin miedo a la lluvia o al granizo, aunque a veces también llovía y algunas lo pagaban con la muerte.



Acción

Lo intentaron, treparon hasta aquella posición y consiguieron alcanzar el objetivo. Magnífico!... Ante sus ojos se ofrecía una enorme superficie que combinaba los colores blanco, ocre y amarillo. Caminaron sobre ella decididamente. Sintieron la rugosidad del terreno, en unos tramos blanduzco y en otros resbaladizo. Percibieron su olor, un olor nuevo, exquisito... Les gusto el sabor y...

Y ocurrió algo inesperado, un cataclismo!... Un violentísimo movimiento hizo que todo aquello se desplazase por los aires hasta caer en un abismo. terror. Oscuridad total!... Sólo había transcurrido un segundo. Y entonces se escuchó una voz atronadora:

"Me cago en las putas hormigas!... Manolo, acabo de tirar la tortilla al cubo de la basura, que estaba infestada de hormigas, me oyes?!... Ya te dije que no la dejases fuera, joder!



Desenlace

La mayoría intentaron sobrevivir y muchas lo consiguieron, porque el Apocalipsis no es el final de todo, sólo una alteración en el orden constituído, el paso hacia una nueva era.

Manolo, Paquita y los chiquillos tuvieron que conformarse con los sandwiches de jamón y queso y las aceitunas rellenas. Aquel verano lo recordarían siempre como "El verano en el que se nos jodió la tortilla de patatas campestre"



(Para el "Concurso de relatos veraniegos" de El Periódico del Prat)